16.10.11
Lula y Cristina, Brasil y Argentina x Emir Sader
El enigma Argentina
Emir Sader para Carta Maior y
Ni la cercanía, ni los viajes frecuentes, ni las similitudes son capaces de ampliar la comprensión sobre la Argentina en Brasil. El tema de la Argentina y, directa o indirectamente, el de las comparaciones entre la Argentina y Brasil, siempre ha sido monopolizado por la derecha en ambos países. Los tucanos [miembros y simpatizantes del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB)], parientes de los radicales argentinos, se asocian a estos en el antiperonismo en el caso argentino y en el antilulismo en el Brasil. Y no entienden a ninguno de los dos.
El cliché se repite siempre: el peronismo, es decir, el populismo argentino, representó el inicio de la etapa decadente de ese país, de la que no salió jamás. Implícitamente o no, se extiende la misma visión acerca del getulismo. Cuanto más nos distanciemos de ellos, mejor estaremos. La derecha brasileña –en particular, Serra durante la campaña del 2002– siempre señaló el peligro de que Brasil se convirtiera en una Argentina, con todas las características negativas que dicha expresión encierra.
Cristina Kirchner tuvo, recientemente, un gran triunfo en las primarias, lo que permite a todos pronosticar su reelección en octubre. Ningún medio de comunicación brasileño, tras haber pintado el escenario de la Argentina actual y los gobiernos de los Kirchner con los peores colores, ha publicado ningún artículo para intentar explicar por qué los argentinos van a reelegir a Cristina. No lo han hecho siquiera para decir que son unos tangueros masoquistas, degenerados, que les gusta sufrir o, quizás, para replantear si sus análisis –tanto sobre la Argentina como sobre Brasil– no están equivocados.
Ambos países tuvieron trayectorias similares, aunque la Argentina se industrializó antes, estuvo más volcada hacia su mercado interno y tuvo un movimiento sindical más sólido. El golpe análogo al que hubo en Brasil en 1964 –el de 1966– ha fracasado, y nuestras historias tuvieron temporalidades más disímiles a partir de ese momento, sin que ello modificara sus similitudes. Tanto es así que vivimos dictaduras similares, una crisis de la deuda similar y gobiernos neoliberales similares.
Las dictaduras de los dos países se orientaron por la misma Doctrina de la Seguridad Nacional. La crisis de la deuda golpeó de la misma manera a ambos países. Menem no se diferenciaba de Fernando Henrique Cardoso por sus planes de gobierno, sino porque mientras este último tomaba vinos franceses, él comía pizza con champán en la Casa Rosada.
De manera análoga, los gobiernos que reaccionaron ante el fracaso del neoliberalismo tienen características similares: priorizan las políticas sociales y de expansión del mercado de consumo interno, en lugar de efectuar ajustes fiscales; priorizan las políticas de integración regional, en lugar de los tratados de libre comercio con los EE.UU.; promueven un rol activo del Estado en la conducción de la economía y en la garantía de los derechos sociales, en lugar del Estado mínimo y de la centralidad del mercado.
Sin embargo, la derecha brasileña utiliza a la Argentina como un modelo negativo, mientras que en la Argentina elogia a Lula en oposición a Cristina, en una prestidigitación típica de la derecha. Como no es posible estar en contra de un gobernante tan exitoso –tanto dentro como fuera de Brasil– como Lula, tratan de diferenciarlos en forma totalmente artificial. Fernando Henrique Cardoso, con su refinada conciencia de clase, escribió en Clarín (diario anti gobierno) que se equivocan los que diferencian a los Kirchner de Lula, ya que ambos son iguales e igual de nefastos; palabras que luego desacreditaron el juego de la derecha argentina.
Las relaciones entre ambos países nunca han sido tan buenas, lo cual confirma la similitud entre sus gobiernos. Ambos pertenecen al mismo grupo de gobiernos progresistas en Sudamérica, defienden posturas similares en el plano internacional y tienen políticas parecidas en el ámbito interno.
La incapacidad de la derecha brasileña para entender el gobierno de Néstor y Cristina Kirchner es la misma que tiene para entender los gobiernos de Lula y Dilma Rouseff, y ello aumenta todavía más la similitud entre ellos.
traducción Karina Patricio
http://www.patrialatina.com.br/
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